Santo Domingo, RD.-Los economistas Miguel Collado Di Franco, Luis H. Vargas, Rafael Espinal y Antonio Ciriaco Cruz expusieron de manera separada sus planteamientos sobre la propuesta del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) para que el sector empleador aumente de manera voluntaria los salarios de los trabajadores para enfrentar la alta inflación.
Para el
presidente del Colegio Dominicano de Economistas (Codeco), Rafael Espinal, la
propuesta de indexar los salarios, dada la inflación acumulada, es correcta y
debe ser objeto de un debate más amplio.
Considera
Espinal que no solo
hay que readecuar el salario mínimo, sino compensar los retrasos
existentes en esa justa indexación. Sostuvo que durante
años el crecimiento económico ha mostrado que la productividad crece mucho más
rápido que los salarios reales en la economía dominicana, beneficiando en
consecuencia los dueños del capital.
“Esa realidad ha
hecho que la
desigualdad en nuestra sociedad sea extraordinariamente profunda y
que la informalidad del empleo haya crecido como alternativa a la rigidez del
salario en el sector formal”, dijo Espinal al explicar que incluso durante años
el propio gobernador del Banco Central y empresarios han sustentado en
numerosos foros la necesidad de mejorar los salarios reales
Collado
Di Franco
En la economía dominicana no se han producido reformas estructurales que
incrementen la productividad de los trabajadores. Ha sido parte de la política
económica de las últimas administraciones administrar el “status quo”.
En consecuencia,
no hemos tenido factores
que puedan aumentar la productividad de manera general en
la economía, opina Collado Di Franco, vicepresidente ejecutivo del Centro
Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES).
Aduce el
economista que en esas circunstancias, las revisiones de salario deben
producirse en aquellas industrias que estén en condiciones de poder asumir
mayores costos y aumentar los salarios.
“Es muy
importante tener en cuenta que mayores salarios sin aumentos de la
productividad se
traducen en costos que son traspasados, vía precios, a los consumidores. Como
consecuencia, aumenta el nivel de precios en la economía”, puntualizó.
Decano
de Economía
Entiende Ciriaco Cruz, vicedecano de la Facultad de Economía de la UASD, que el
incremento salarial debe ser parte de una política pública del Gobierno, más
que un aumento voluntario. Dijo que el
alza debe ser moderada, para que tenga menor impacto en las microempresas que
son entre el 96% y 97% del empresariado.
Estima que una
inflación está atada a factores externos y coyunturales geopolíticas y por el
aumento deber ser obligatorio, no voluntario, “partiendo de una política
pública concertada con los sectores trabajadores y productivos”.
Posteriormente,
considera Ciriaco Cruz, se
debe establecer una política de salario general en República Dominicana,
que no existe, porque solo se aplica mediante acuerdos con el comité
tripartito, “de manera que esto es lo que procede en esta coyuntura”.
Economista
La propuesta del Conep de que los empresarios suban voluntariamente las tarifas
salariales, tras la escalada de la inflación
anualizada a 9.4% de junio de 2021 a julio del corriente
año 2022, ha
reabierto el debate nacional sobre la justa remuneración laboral de trabajadores en
los distintos ramos productivos y comerciales nacionales, tanto en las zonas
urbanas como rurales, en opinión de Luis Humberto Vargas.
Consideró que
esta sugerencia pretende continuar la vieja práctica patronal de subir
nominalmente las pagas salariales, pero bajarlas de manera real mediante el
proceso de registrar un índice de productividad mucho mayor que el índice de
inflación. Y, sobre todo, con respecto al índice de los salarios, a partir de
un año base de medición, una rebaja de la participación de la masa de los
ingresos de la fuerza de trabajo en el PIB y en el valor agregado nacional
(remuneraciones de los trabajadores más beneficios de los empresarios), tanto a
precios corrientes como a precios constantes.
“Este
nuevo intento de la cúpula empresarial, busca en gran medida una salida a la
crisis económica y financiera por medio de la subida de la tasa de
rentabilidad, sustentada
básicamente en una resta de la capacidad de compra de la canasta de consumo
familiar de bienes y servicios básicos y, por consiguiente, una elevación de
los márgenes de ganancias de las diferentes capas empresarias agrarias,
industriales y de servicios.
Así como una
neutralización de la necesaria intervención estatal en la cotización mínima y
media de las jornadas laborales y una negación de la imprescindible
organización sindical en torno a la conquista de reivindicaciones de mejora del
nivel y calidad de vida de trabajadores y sus parientes.
Hay que apuntar
que el cálculo de los
costos de las cestas de consumo de bienes y servicios básicos está mal hecho por
la falta de información e inapropiadas ponderaciones y la improcedente
comparación de tasas de inflación entre países que carecen de base común de
medición y adolecen de pronunciadas diferencias de cantidad de ítems y calidad
de muestreo, asegura.
Dice
que resulta risible
focalizar como causa de la inflación nacional a la inflación internacional, en
particular las alzas de los combustibles fósiles y bienes e insumos
alimentarios, a sabiendas de que toda declaración de precios de entrada es
nacional y que innumerables empresarios tienden a incrementar precios de venta
intermedios y finales en mayor proporción que los costes y precios importados. Por:
Cándida
Acosta, para listín diario