AFP
París,
Francia
Tres personas murieron y tres más resultaron heridas el viernes en el
centro de París por
disparos de un hombre de nacionalidad francesa que, según las autoridades,
tenía la intención "manifiesta de atacar a extranjeros".
El ataque
tuvo lugar poco antes del mediodía en la calle Enghien, a la altura de un
centro cultural kurdo, en un barrio con numerosos bares, comercios y población
de ese origen.
El detenido, un maquinista jubilado de 69 años, era conocido de la
policía y había sido condenado por actos de violencia de tinte racista en 2016
y diciembre de 2021.
"Tres
personas murieron: dos delante del centro cultural kurdo, otra en un
restaurante", dijo el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, en
el lugar del incidente.
Entre las
tres personas heridas, una se encontraba en cuidados intensivos y dos eran
tratadas por heridas graves.
Manifestantes
kurdos llegados a la zona para protestar por el hecho se enfrentaron a la
policía en el lugar del ataque.
El
presidente francés, Emmanuel Macron, denunció en un tuit un
"ataque odioso" contra "los kurdos de Francia", y la
primera ministra, Élisabeth Borne, lo calificó de acto "atroz".
Les
Kurdes de France ont été la cible d’une odieuse attaque au cœur de Paris. Pensées
aux victimes, aux personnes qui luttent pour vivre, à leurs familles et
proches. Reconnaissance à nos forces de l’ordre pour leur courage et leur
sang-froid.
— Emmanuel Macron
(@EmmanuelMacron) December 23, 2022
Desde el
extranjero, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ofreció
sus condolencias a los pueblos kurdo y francés: "Mis más profundas
condolencias a las víctimas del ataque al centro cultural kurdo de París",
tuiteó.
El
canciller alemán, Olaf Scholz, también condenó en Twitter el
"terrible" tiroteo.
Pasado violento
La fiscalía de París ha abierto una investigación por asesinato, intento de
asesinato, violencia intencionada con armas y violación de la legislación sobre
armas.
Según la
misma fuente, el sospechoso había sido condenado en junio a doce meses de
prisión por actos de violencia con armas cometidos en 2016. También fue
imputado en diciembre de 2021 por violencia con armas, con premeditación y de
carácter racista.
Inicialmente
en prisión preventiva, fue puesto en libertad bajo fianza y pasó a estar bajo
supervisión judicial el 12 de diciembre, agregó la fiscalía.
También
dijo que los posibles "móviles racistas de los hechos (...)
evidentemente formarán parte de las investigaciones" sobre este
ataque.
El hombre
"quería atacar a extranjeros" y "a todas luces actuó solo",
acotó el ministro Darmanin.
El
jerarca especificó que las víctimas no eran "conocidas por los servicios
franceses" de inteligencia. Sin embargo, ordenó establecer protección
frente a los lugares donde se reúne la comunidad kurda, y también frente a
sitios de influencia turca.
La
fiscalía nacional antiterrorista (Pnat) descartó abrir una investigación por
atentado terrorista.
"No
hay nada en esta etapa que acredite alguna afiliación de este hombre a un
movimiento ideológico extremista", escribió la fiscal Laure Beccuau en un
comunicado.
Por su
parte, el Consejo Democrático Kurdo en Francia (CDK-F) consideró
"inaceptable" que el tiroteo no sea considerado atentado terrorista.
"Es inaceptable que no se conserve el carácter terrorista y que nos
intenten hacer creer que es un simple activista de extrema derecha",
lamentó Agit Polat, portavoz del CDK-F, en rueda de prensa en un restaurante a
cien metros del lugar del ataque.
El padre
del atacante, de 90 años, lo describió a la AFP como un hombre
"tranquilo", "realmente retraído" que "no vivía como
todo el mundo". "Está loco, está demente", agregó.
"Pánico total"
El Centro
Ahmet Kaya, cuyo nombre rinde homenaje a un popular cantante kurdo, es una
asociación que pretende "favorecer la inserción progresiva" de la
población kurda en la región de Ile-de-France, y es empleado por una ONG para
organizar conciertos y exposiciones.
Según un
testigo que pasaba cerca del lugar durante el tiroteo, "había gente en
pánico, gritando a los policías, señalando hacia la peluquería: '¡Está allí,
está allí! ¡Entrad!'".
En medio
del despliegue policial, varios miembros del centro cultural lloraban y se
abrazaban para consolarse, observó un periodista de la AFP. Algunos,
dirigiéndose a gritos a la policía, decían: "¡Esto vuelve a empezar, no
nos están protegiendo, nos están matando!".
El ataque
del viernes se produce a menos de un mes del décimo aniversario del asesinato,
el 9 de enero de 2013, de tres activistas del Partido de los Trabajadores del
Kurdistán (PKK) en el mismo barrio.
Ante los
altercados, las fuerzas de seguridad usaron gases lacrimógenos para dispersar a
los manifestantes, que respondieron lanzándoles proyectiles, hicieron una
fogata con basura y levantaron barricadas en la calle.
Los manifestantes que acudieron a protestar por el ataque corearon lemas como "¡PKK, los mártires no mueren!".