Agência Brasil/Marcelo Camargo La desacelaración económica en América Latina y el impacto de la pandemia en los trabajadores del sector informal se refleja en las calles de Brasil.
Si bien América Latina y el
Caribe fue una de las regiones de mayor crecimiento en 2021 luego de ser una
las más afectadas en 2020 como consecuencia de la pandemia de COVID-19,
la ralentización del repunte observada este año ha frenado la
recuperación de los mercados laborales que, basados en la
informalidad, habían avanzado a la par de la economía en 2021, apuntó este
jueves la Organización Internacional del
Trabajo (OIT).
En una nota técnica del
Panorama Laboral para la región en 2022, la OIT precisó que la tasa de
desocupación se ubicó en 7,9%, regresando así al nivel previo a la
pandemia, pero con perspectivas complicadas e inciertas que podrían implicar un
aumento del desempleo, la informalidad y la pobreza.
El análisis explica que el bajo
crecimiento, la elevada inflación y la crisis global agudizada por la guerra en
Ucrania tienen un impacto
no sólo en la tasa de empleo, sino en la calidad de los trabajos.
La OIT explicó que,
independientemente de los promedios regionales, cada país tiene
realidades diferentes, citando que diez de 14 naciones examinadas no
alcanzaron su nivel de empleo en 2019 durante el primer trimestre del año y que
sólo tres de ellas recuperaron la tasa de participación económica previa a la
pandemia.
Informalidad
La publicación destaca que la
recuperación del empleo se ha basado en los trabajos informales, a los que
se atribuye entre el 50% y el 80% de ese repunte, lo que significa que al menos
uno de cada dos trabajadores se desempeña en condiciones de informalidad, con
todo lo que esto implica.
Los datos desagregados muestran
que la informalidad en el caso de los jóvenes llega a una media del 63% en once
países, un número superior al 48% de los adultos.
En la rueda de prensa de presentación
del informe, la especialista regional de la OIT en economía laboral recordó que
la informalidad es un problema estructural de la región y señaló
que ese tipo de empleo es inestable, “en general con bajos ingresos y sin
protección ni derechos laborales”.
Trabajadores pobres
Roxana Maurizio, quien también es
la autora principal del estudio, estimó además, que la actual situación
económica y la inflación afectan el nivel de los ingresos reales, generando
una pérdida de poder adquisitivo.
“Eso da origen al llamado
´fenómeno del trabajador pobre´, que quiere decir que al margen de
tener un empleo, incluso si éste es formal, el trabajador puede vivir en
situación de pobreza”, detalló, agregando que si bien no se trata de algo nuevo
en la región, la incidencia del fenómeno puede incrementarse de forma
sustantiva.
Maurizio refirió que esta
situación demanda la implementación y fortalecimiento de políticas que
fomenten la creación de puestos de trabajo formales; refuercen las
instituciones laborales como el salario mínimo y la negociación colectiva;
apoyen a las empresas, sobre todo a las pequeñas; y garanticen el acceso
universal a la protección social y sostenimiento de ingresos a los trabajadores
vulnerables.
“El contexto inflacionario
demanda el reforzamiento de las instituciones laborales, especialmente
el salario mínimo y la negociación colectiva. El diálogo social adquiere un
rol clave para permitir transitar este sendero atendiendo las necesidades y
posibilidades de trabajadores y empleadores. Ello resulta aún más relevante en
un contexto cambiante en la organización del trabajo y donde se requiere
avanzar en el cierre de brechas laborales persistentes que permitan potenciar
los efectos positivos de la transición digital y la transición justa”, apuntó la
OIT.