Jaime David: “Y si todo hubiera sido diferente”

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Por: Rafael Méndez  
Periodista-ex diputado

“De qué están hechos los grandes líderes”.

“El factor Churchill no es solo un libro para los interesados en la
Historia, es también una reflexión sobre el liderazgo y la importancia
del ser humano para acometer empresas importantes; una lectura
fundamental para todo el que quiera saber de qué están hechos los
grandes líderes”.

Ya cuando había terminado este trabajo, me encontré con el libro “El
Factor Churchill”, que tiene como subtítulo “un solo hombre cambió el
rumbo de la historia”,  escrito por el actual primer ministro de
Inglaterra, Boris Johnson, y aunque no lo he terminado de leer, me
resultó interesante “piratear” algunos de los planteamientos que
contiene la obra.

Aunque desdeñar “El factor José Stalin” en la derrota del fascismo, no
hay porque regatear su afirmación de que Churchill “tuvo el enorme y
casi temerario coraje moral de comprender que el enfrentamiento sería
terrible, pero que la rendición resultaría aún peor”.

Importante es destacar que el autor deja por sentado que el libro es
“una lectura fundamental para todo el que quiera saber de qué están
hechos los grandes líderes”, lo que se corresponde con el espíritu de
que pretendo dejar plasmado en este artículo.

“muy mal disimulado antileonelismo”

Una joven periodista, durante una entrevista en un programa de
radio, le enrostró al doctor Jaime David Fernández Mirabal que en sus
respuestas evidencia un muy mal disimulado antileonelismo, lo que el
miembro del Comité Político del PLD respondió con argumentos y
evasivas poco convincentes, que los productores del espacio le
pusieron de manifiesto.

De ahí que me permito hacer algunas puntualizaciones en relación a los
planteamientos formulados por el ex vicepresidente de la República
que para muchos de sus antiguos seguidores “tiró por la borda” sus
potencialidades políticas, lo que al parecer en el subconsciente de su
retrospectiva, y que me excuse el atrevimiento, no logra desprenderse
de ese sentimiento nostálgico, que podrían estar influidos por algunos
cargos de conciencia.

“Se habla en público con razonable franqueza de la enfermedad del
dirigente político cuando se trata de dolencias físicas, pero no tanto
cuando se trata de dolencias mentales”, asegura el colega de Jaime
David, el doctor británico David Owen en su libro “En el poder y en la
enfermedad”, y que tiene el subtítulo “Enfermedades de los jefes de
estado y de gobierno en los últimos cien años”.

“Sin grandes hombres no se consiguen grandes acciones –escribió De
Gaulle-, y los grandes hombres poseen esa grandeza porque tuvieron la
voluntad de acometer grandes acciones”…Para lograr el éxito  los
líderes deben tener una gran firmeza de voluntad, y saber lo que hay
que hacer para movilizar las voluntades de los demás”, escribe Richard
Nixon, en sus “Reflexiones sobre el liderazgo”, que recoge en su libro
“Líderes”.

El papel del individuo

Muchos, muchísimos, tratadistas han abordado el papel del individuo
en la historia, “no  porque sus particularidades individuales imprimen
una fisonomía individual a los grandes acontecimientos”…

“Sino porque está dotado de particularidades que le hacen más capaz
de servir a las grandes necesidades sociales de su época, que han
surgido bajo la influencia de causas generales y particulares“(G.
Pejanov).

Y “es precisamente en medio de las crisis cuando los ciudadanos
miran con expectativas inusitadas hacia los líderes políticos, en
primer lugar, los del gobierno y los que están en la oposición.
Porque, “en política, las palabras son hechos, que tienen su propia
densidad física y sus efectos pueden ser beneficiosos o catastróficos”
(Nicolás Sartorius).

Antes que los autores citados tratarán el “papel del individuo en la
historia”, ya Carlos Marx había establecido que “los hombres hacen  su
propia historia. No como les placen, sino de acuerdo a las
circunstancias estudiadas”.

Me quedo en lo nacional

Según el doctor Jaime David Fernández Mirabal, en la República
Dominicana solamente hay un solo partido, y lo es, el Partido de la
Liberación Dominicana, y que en la coyuntura actual lo que hay son
candidatos, sin organizaciones políticas establecidas que sustenten
sus aspiraciones.

Hay que recordarle a Jaime David, que sin importar la naturaleza de
sus gobiernos, y los métodos utilizados para imponerse, ni el tirano
Rafael Lenidades Trujillo Molina ni el doctor Joaquín Balaguer, tenían
partidos organizados cuando “ganaron” las primeras elecciones
presidenciales.

Los exiliados que regresaron a la caída de la dictadura no tenían
partidos organizados en la República Dominicana, y eran escasamente
desconocidos, incluyendo al profesor Juan Bosch. De ahí que quienes
optaron por candidaturas en todos los niveles, montaron sus
maquinarias electorales en menos de dos años, luego de su arribo al
país.

Recuerdo que en medio de la difícil situación política en la que
estaba inmerso el país por el fraude electoral en los comicios del
1994, el doctor José Francisco Pena Gómez pronosticó la desaparición
del PLD por el estrepitoso fracaso cosechado por el partido morado en
ese certamen.

Con la escasa militancia que tenía la entidad liderada por el
profesor Juan Bosch, aun sin superar la crisis política producto de
evidente fraude, el pueblo evidenció al partido morado como la
vanguardia política, al plantear el Pacto por la Democracia entre las
principales fuerzas políticas, con la mediación de representación
internacional que mediaba en conflicto.

Y ahí está la historia reciente: dos años después el PLD se
convertiría en partido de gobierno al ganar las elecciones del 1996,
que la dirigencia  perredeísta entendía que ese certamen era un traje
hecho a su medida para que el doctor Pena Gómez se impusiera
cómodamente en esos comicios.

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