EFE
Brasil
El expresidente
brasileño Jair Bolsonaro, quien se encuentra en Estados Unidos, reprobó este
domingo de forma tibia el intento de golpe de Estado promovido por sus
simpatizantes radicales, que invadieron las sedes de los tres poderes en
Brasilia.
"Las
manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin
embargo, el vandalismo y las invasiones de edificios públicos como las
ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017,
escapan a la regla", manifestó el exmandatario en sus redes sociales.
El
capitán retirado del Ejército, que dejó el poder el pasado 1 de enero, repudió
en su mensaje "las acusaciones, sin pruebas" vertidas por el actual
jefe de Estado, Luiz Inácio Lula da Silva, quien este domingo recriminó a su predecesor
"estimular" los actos golpistas de sus partidarios más radicales.
"A lo largo
de mi mandato, siempre estuve dentro de las cuatro líneas de la Constitución y
defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y nuestra sagrada
libertad", manifestó el líder de la extrema derecha brasileña.
Bolsonaro, quien
sigue sin reconocer abiertamente su derrota en las elecciones del pasado 30 de
octubre, viajó a Estados Unidos dos días antes de la investidura de Lula sin
previsión oficial de vuelta.
Desde la
celebración de los comicios hasta su partida a Orlando, el ahora exgobernante
se encerró en la residencia oficial y minimizó sus actos públicos, mientras sus
seguidores más radicales bloqueaban varias de las principales carreteras del
país o promovían graves disturbios en Brasilia en vísperas de la toma de
posesión de Lula.
Este domingo,
miles de esos radicales, que llevan semanas pidiendo a las puertas de los
cuarteles una intervención de las Fuerzas Armadas para derrocar a Lula y
devolver al poder a Bolsonaro, invadieron y destrozaron las sedes del Congreso,
la Presidencia y la Corte Suprema.
Los
manifestantes golpistas provocaron graves daños en el interior de esos
edificios y solo fueron dispersados por las fuerzas de seguridad cuatro horas
después.
"Casi
200" de ellos han sido detenidos hasta el momento, según el ministro de
Justicia, Flávio Dino.
Por su parte,
Lula prometió identificar y castigar a los "vándalos fascistas" que
"destrozaron todo lo que encontraban a su paso" en Brasilia, y
decretó la intervención federal del área de seguridad de la capital brasileña
hasta el próximo 31 de enero.
La medida supone
que las fuerzas policiales de Brasilia estarán ahora bajo el control directo
del Gobierno central.