UNICEF Un niño menor de 5 años recibe la vacuna contra el sarampión en una policlínica local de Zimbabue.
La vacunación contra la
enfermedad descendió durante la pandemia de COVID-19 hasta el punto de
convertirlo en una seria amenaza a la salud infantil. En 2021, murieron 180.000
niños a causa de esta dolencia, que afecto a un total de nueve millones.
En 2021,
un récord de casi 40 millones de niños no recibieron una dosis de la vacuna
contra el sarampión: 25 millones de niños no recibieron su primera dosis y
otros 14,7 millones no recibieron su segunda dosis, según una publicación
conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para
el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
Ese
déficit se debe en gran parte a que la cobertura de vacunación contra el
sarampión ha disminuido constantemente desde el comienzo del COVID-19. De
hecho, en 2021, casi 61 millones de dosis de vacunas contra el sarampión se
pospusieron o se perdieron debido a los retrasos relacionados con la pandemia
en las campañas de inmunización en 18 países.
Este
descenso en la inmunización supone un importante retroceso en el avance mundial
hacia la consecución y el mantenimiento de la eliminación del sarampión y deja
a millones de niños expuestos a la infección.
En 2021,
se estima que hubo nueve millones de casos y 128.000 muertes por sarampión en
todo el mundo. Veintidós países experimentaron brotes grandes y perturbadores.
La paradoja de las vacunas contra
el COVID-19
La
agencia de la ONU asegura que la disminución de la cobertura vacunal, el
debilitamiento de la vigilancia del sarampión y las continuas interrupciones y
retrasos en las actividades de inmunización debido al COVID-19, así como la
persistencia de grandes brotes en 2022, hacen que el sarampión sea una
amenaza inminente en todas las regiones del mundo.
"La
paradoja de la pandemia es que, mientras que las vacunas contra el COVID-19 se
desarrollaron en un tiempo récord y se desplegaron en la mayor campaña de
vacunación de la historia, los programas de inmunización rutinarios se vieron
gravemente perturbados, y millones de niños se quedaron sin recibir las vacunas
que salvan vidas contra enfermedades mortales como el sarampión", dijo el doctor
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la
Salud.
"Volver
a poner en marcha los programas de inmunización es absolutamente crítico.
Detrás de cada estadística de este informe hay un niño en riesgo de contraer
una enfermedad prevenible”, añadió.
UNICEF/Jannatul Mawa Un niño recibe una vacuna contra el sarampión y la rubeola durante la campaña nacional de vacunación en Bangladesh.
La situación es grave
El
sarampión es uno de los virus humanos más contagiosos, pero se puede prevenir
casi por completo mediante la vacunación.
Sin
embargo, se necesita una cobertura del 95% o más de niños con dos dosis de
vacunas para crear una inmunidad de grupo que permita proteger a las
comunidades y lograr la eliminación del sarampión.
El mundo
está muy por debajo de ese 95%, ya que sólo el 81% de los niños reciben su
primera dosis de vacuna contra el sarampión, y sólo el 71% de los niños reciben
la segunda.
Estas son
las tasas más bajas de cobertura mundial de la primera dosis de la vacuna
contra el sarampión desde 2008, aunque la cobertura varía según el país.
Se necesita una acción mundial
urgente
El
sarampión es una amenaza en cualquier lugar, ya que el virus puede propagarse
rápidamente a múltiples comunidades y a través de las fronteras
internacionales.
Ninguna
región ha logrado mantener la eliminación del sarampión. Los diez países que
previamente lo habían erradicado han vuelto a experimentar brotes y se ha
vuelto a restablecer la transmisión.
"El
número récord de niños susceptibles al sarampión muestra el profundo daño que
han sufrido los sistemas de inmunización durante la pandemia de COVID-19",
dijo la directora de los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades, la doctora Rochelle P. Walensky.
Y añadió
que los brotes de sarampión que se producen en la actualidad ilustran
precisamente las debilidades de los programas de inmunización. No obstante,
señaló que “los funcionarios de salud pública pueden utilizar la respuesta a
los brotes para identificar las comunidades en riesgo, comprender las causas de
la falta de vacunación y ayudar a ofrecer soluciones adaptadas localmente para
garantizar que las vacunas estén disponibles para todo el mundo”.
Coordinar los esfuerzos
La
agencia de la ONU y la estandounidense instan a una acción coordinada y de
colaboración por parte de todos los socios a nivel mundial, regional, nacional
y local para priorizar los esfuerzos en la búsqueda e inmunización de todos los
niños desprotegidos.
También
recomiendad que, para mitigar el riesgo de brotes, los países inviertan en
sistemas de vigilancia sólidos.