AP
Monza
Después
de ganar frente a sus compatriotas el pasado fin de semana, Max Verstappen lo
hizo el domingo en territorio enemigo y el piloto de Red Bull quedó a las
puertas de su segundo título seguido en la Fórmula Uno.
Los
abucheos retumbaron por los aficionados ataviados de color rojo cuando
Verstappen trepó al icónico podio de Monza por primera vez en su carrera tras
ganar el Gran Premio de Italia.
“Fue
una bonita vista”, dijo un mesurado Verstappen, cuyo previo mejor resultado en
el circuito fue un quinto lugar en 2018. “La recepción para mí no fue
sensaciones. Pero eso es lo que hay”.
El neerlandés
volvió a hacer omiso de largar rezagado y quedó a tiro de repetir como campeón.
Aventaja por 116
puntos sobre Charles Leclerc, quien acabó segundo tras una enésima cuestionable
estrategia de Ferrari en su feudo. Con seis carreras por disputar en el
calendario, Verstappen podría matemáticamente coronarse campeón en Singapur el
próximo mes.
Verstappen
empezó la carrera en la séptima plaza tras ser uno de los múltiples pilotos que
recibieron penalizaciones para la largada en Monza.
Remontó
posiciones con solvencia, ubicándose tercero tras la primera curva de la
segunda vuelta. Rebasó al Mercedes de George Russell al inicio de la quinta
vuelta y luego fue a la caza de Leclerc, el ganador de la pole con su Ferrari.
“El arranque fue
estupendo”, dijo Verstappen. “Fue agradable conducir hoy a pesar del calor.
Hemos tenido un día grandioso”.
El coche virtual
de seguridad le dio una oportunidad al aparecer en la 12da vuelta luego que la
última carrera de Sebastian Vettel en Monza acabó con el cuatro veces campeón
del mundial retirándose por un problema de su motor.
Ferrari decidió
que Leclerc ingresara a pits para cambiar a neumáticos intermedios, con lo que
Verstappen se apoderó del liderato. Leclerc retomó la carrera como tercero.
“Creo que todos
dudamos. No sabíamos lo que ellos iban a hacer”, dijo Leclerc.
Ha sido una
temporada frustrante para Ferrari, repleta de fallos de estrategias y otros
incidentes. Leclerc opinó que la mala suerte se cebó con ellos en Monza.
“No se puede culpar a nadie. Un poquito de mal suerte y también nos faltó algo de ritmo”, dijo Leclerc.