GEDI dispara pulsos de energía hacia la superficie de la
Tierra 242 veces por segundo.
En este mismo momento una lluvia de
pulsos láser está llegando a la Tierra desde la Estación Espacial
Internacional.
Y su
objetivo es revelar hasta los secretos más íntimos de los bosques del planeta.
La misión
GEDI, desarrollada conjuntamente por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la
NASA y la Universidad de Maryland, permite obtener
mapas en 3D sin precedentes de áreas forestales hasta en los sitios más remotos.
"Es un
satélite del tamaño de un frigorífico, pesa como unos 500 kilos y está acoplado
o conectado a uno de los módulos de la Estación Espacial Internacional",
explicó a BBC Mundo el científico español Adrián Pascual, miembro del equipo
científico de GEDI, experto en mapeo y gestión de ecosistemas forestales y
profesor de la Universidad de Maryland.
Los datos de la misión son fundamentales
para comprender cuánto carbono almacenan los bosques y qué impacto tiene la
desforestación en la lucha contra el cambio climático.
Pero el
futuro de GEDI es incierto y actualmente una campaña busca asegurar la
continuidad de la misión.
Cómo funciona GEDI
GEDI es el acrónimo en inglés
de Global Ecosystem Dynamics Investigation o Investigación
sobre la Dinámica Global de los Ecosistemas.
El
corazón del programa es un instrumento que dispara rayos láser y está unido a
la Estación Espacial Internacional, EEI, desde 2019.
La lluvia de pulsos láser permite
determinar no sólo la altura de los árboles sino la estructura de los bosques.
"La
EEI va haciendo órbitas a lo largo de la Tierra sin parar. Y nuestro satélite
GEDI va emitiendo pulsos láser todo el tiempo", señaló Pascual.
Esos pulsos
de energía permiten determinar no sólo la
altura de los árboles sino la estructura de los bosques.
"Cuando
ese pulso de energía llega a la Tierra choca contra el primer elemento que
encuentra, que es la copa de los árboles y sigue progresando hasta chocar con
el suelo".
"El
sensor mide la diferencia entre cuando se detecta las copas de los árboles y el
suelo. Y convirtiendo ese lapso de tiempo
en distancia somos capaces de estimar cuál es la altura de la vegetación".
Para revelar
la composición del bosque, los investigadores de GEDI estudian cambios en los
patrones de las ondas de energía.
"Somos
capaces así de estimar distintos niveles de
vegetación y eso nos da una idea no solamente de la altura del bosque,
sino de su complejidad estructural".
Adrián Pascual es miembro del equipo
científico de GEDI. "Ser capaz con ese mismo instrumento de escanear los
bosques de todo el mundo generando billones de observaciones es algo realmente
único".
GEDI
utiliza una tecnología de detección a distancia llamada LIDAR, que consiste
básicamente en apuntar un láser a una superficie y medir el tiempo en que tarda
en regresar a su fuente.
No es una
tecnología nueva. "Pero esta tecnología nunca había sido colocada en un
satélite y llevada a la Estación Espacial Internacional y ejecutada a más de
400 km de altura para específicamente monitorear bosques", señala Pascual.
Carbono: el dato clave
Los
árboles capturan de la atmósfera CO2 o dióxido de carbono, uno de los
principales gases de invernadero responsables del cambio climático.
Y
almacenan gran parte de ese carbono, evitando que sea liberado a la atmósfera.
"Cuando
los árboles crecen van incrementando su biomasa. Y aproximadamente el
50% de esa biomasa, de la madera de esos árboles, es carbono", señaló
Pascual.
"Se
calcula más o menos que un árbol tamaño medio, lo más general que se pueda
pensar, fija unos 25 kg de dióxido de carbono al año".
"Nosotros
utilizamos GEDI entonces para saber cuál es el stock, el almacenaje del carbono
que existe actualmente en todos los bosques del mundo".