Donde quiera que miremos, nuestro dominio de la ciencia y la
tecnología crece a pasos agigantados y cada día que pasa llevamos los límites de
lo posible un poco más allá. La velocidad del cambio es impresionante y se encuentra en continua aceleración. Tanto que a veces da miedo. Los avances en campos como la
electrónica, astrofísica, bioingeniería, medicina… tienen y tendrán gran
impacto en nuestras vidas. Algunos de estos cambios nos exigirán un cambio de mentalidad
importante. Todos debemos evolucionar: tanto los
investigadores como la sociedad en su conjunto.
Antes, uno solía hacer lo que hacían sus
ancestros, en cambio hoy en día, se espera que la gente se reinvente y no sólo
una vez en su vida, sino cada pocos años. Lo que antes sucedía en más de una generación,
ahora se produce en tan solo 15 años. Los móviles inteligentes han tardado en
reemplazar a sus predecesores la mitad de tiempo de lo que tardó la banda ancha
en reemplazar a la conexión telefónica. A estas velocidades de cambio, dentro
de 15 años podría no existir la televisión por cable y todo nuestro consumo
multimedia podría ser a la carta.
En 2002, tras apenas unos 12 años de esfuerzo y una
inversión de 2.700 millones de dólares, logramos desvelar nuestro código
genético gracias al Proyecto Genoma Humano. Ese avance provocó tal
revolución tecnológica en la secuenciación del ADN que ha superado incluso
a la ley de Moore.
En los últimos siete años, el coste de secuenciar un genoma ha
disminuido a pasos agigantados, pasando de 10 millones de dólares a
unos 1.000 dólares, con un aumento proporcional en la velocidad. En poco
tiempo, podremos poner una gota de sangre en un pequeño recipiente portátil y
recibir no sólo un diagnóstico de nuestros síntomas en menos de una hora, sino
también el mejor tratamiento posible en base a nuestro perfil genético
específico e individualizado.
Estos son algunos de los avances asombros que ya se están produciendo y
podrían consolidarse en los próximos 15 años:
Avances en astrofísica
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos mirado maravillados los
hermosos puntos de luz de un cielo estrellado y seguro
que más de uno se ha preguntado cuántas estrellas habrá en el firmamento.
Pues bien, la respuesta podría saberse en tan solo 10
años gracias al “Gran telescopio para rastreos sinápticos” (Large
Synoptic Survey Telescope o LSST), un telescopio de 8,4 m que se está
construyendo ya en el norte de Chile y se espera que empiece a funcionar en
2022.
Uno de sus constructores, el astrofísico Nicholas Suntzeff, participó en
1998 en el descubrimiento seminal de que el universo no sólo se expande, sino
que además, lo hace en aceleración.
Se espera que el nuevo telescopio permita examinar la totalidad del
cielo visible. No obstante, no sólo hemos empezado la
catalogación de la luz visible del universo, sino también de lo que no podemos
ver. Ya hay proyectos que han comenzado a mapear la materia oscura.
Según Suntzeff: “En los próximos 20-30 años,
trazaremos un mapa con todas las galaxias del universo, excepto las
más pequeñas. Podremos ir a Google Sky y mirar en nuestro iPad cualquiera de
las 300-500 mil millones de galaxias registradas”.
Avances en electrónica
Podríamos ver toda una revolución en este campo,
gracias a los avances en ingeniería cuántica.
“Podremos manipular exquisitamente la materia en escalas pequeñas y
crear nuevos sistemas bidimensionales, como el grafeno y los fullerenos y (buckyballs), capaces de aprovechar las propiedades
mecánico-cuánticas de la materia para producir nuevos materiales con nuevas y apasionantes
aplicaciones en campos como la electrónica y la construcción”, señala Lawrence
Krauss, un físico de la Universidad Estatal de Arizona.