MINUSMA/Sylvain Liecht Una asociación de personas con discapacidad en Malí enseña a sus miembros a fabricar jabón y zapatos.
Más paro, menores salarios y “enormes barreras” para trabajar
Las personas con discapacidad,
especialmente las mujeres, se enfrentan a enormes barreras que les impiden
participar en el mercado laboral y recibir formación, según las últimas
estadísticas publicadas en la nueva base de datos de la Organización Internacional del Trabajo sobre
su situación en el mercado laboral.
Según la agencia de la ONU, su
tasa de actividad es muy baja. En todo el mundo, siete de cada diez personas
con discapacidad se encuentran inactivas (es decir, ni trabajan ni buscan
trabajo), en comparación con cuatro de cada diez personas sin discapacidad.
En los 60 países en los que el
organismo dispone de datos, la tasa de inactividad de las mujeres con
discapacidad no sólo era superior a la de las mujeres sin discapacidad, sino
también a la de los hombres con y sin discapacidad.
El paro es mucho más alto
Entre las personas que buscan
trabajo, la tasa media de paro se sitúa en el 7,6%, frente al 6 % de las
personas sin discapacidad y cualquier periodo de desempleo, pero especialmente
uno prolongado, tiene un impacto significativo en los resultados futuros del
mercado laboral.
La Organización destaca que los
periodos más largos de desempleo conducen a muchas personas con
discapacidad a la inactividad o pueden obligarlas a aceptar trabajos en
la economía informal. Estos empleos se caracterizan generalmente por la
falta de seguridad y de prestaciones.
Dado que los trabajadores
informales carecen de cobertura laboral o de seguridad social, las personas con
discapacidad que tienen empleos informales se encuentran en una situación aún
más vulnerable.
Más trabajo autónomo
Sin embargo, las personas con
discapacidad tienen más probabilidades de trabajar por cuenta propia que las
que no las tienen, es decir, como trabajadores autónomos o como trabajadores
domésticos. En muchos países, esta situación responde a las escasas oportunidades
que tienen de encontrar un trabajo remunerado.
Las personas con discapacidad
suelen ganar menos
En la mayoría de los países de
los que se dispone de datos, las personas con discapacidad ganan menos al mes
que las que no la tienen, una situación que repercute directamente en
su poder adquisitivo y en su nivel de vida.
Aunque la diferencia de ingresos
puede deberse a que muchas personas con discapacidad trabajan a tiempo parcial,
sus menores ingresos mensuales limitan su capacidad de consumo y las exponen a
un mayor riesgo de caer en la pobreza.
La Organización también indica
que estas barreras laborales aparecen a una edad temprana. Los jóvenes de entre
15 y 29 años con discapacidad tienen hasta cinco veces más probabilidades de
estar fuera del sistema educativo y de no trabajar o formarse que sus
compañeros sin discapacidad.
Además, las personas con
discapacidad tienen el doble de probabilidades de tener un nivel educativo
inferior al básico.
La tasa de personas con
discapacidad empleadas disminuyó entre 2019 y 2020 en 11 de los 12 países de
los que se dispone de datos. Una posible razón de este deterioro es que las
mayores pérdidas de empleo se produjeron en los sectores del comercio
minorista y la hostelería, donde suelen trabajar muchas personas con
discapacidad.
También se apunta la posibilidad
de que las personas discapacitadas con problemas de salud no estuvieran
dispuestas a permanecer o a volver a trabajos que les pusieran en riesgo de
contraer el virus.
A pesar de la adopción de la Convención sobre los Derechos de
las Personas con Discapacidad hace ya más de una década,
a estas personas se les niega con frecuencia su derecho a trabajar en igualdad
de condiciones con las demás.
Las personas con discapacidad,
especialmente las mujeres, se enfrentan a enormes barreras de actitud, físicas
y de información que les impiden participar en el mercado laboral, y no disfrutan
del mismo nivel de acceso a las oportunidades de empleo que las personas sin
discapacidad.
En comparación con las personas sin discapacidad, experimentan mayores tasas de desempleo e inactividad económica y corren un mayor riesgo de encontrarse en una situación de empleo vulnerable, concretamente en trabajos que les expone a un mayor riesgo de caer en la pobreza.