El índice de
precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura registró
un promedio de 158,5 puntos durante el mes de abril, una cifra que
representa un descenso del 0,8 % respecto del récord histórico
alcanzado en marzo cuando superó los 159 puntos.
Pese a este
modesto declive, el índice todavía se mantiene un 29,8 % por encima de
los registros alcanzados a lo largo del mes de abril del año pasado.
Cabe recordar que este indicador refleja la variación mensual de los precios
internacionales de una cesta de los productos alimenticios más comercializados.
La caída más
brusca de precios la experimentaron los aceites vegetales con un descenso del
5,7%. La disminución se debió a que el racionamiento de la demanda hizo bajar
los precios de los aceites de palma, girasol y soja.
A este factor,
se le añadió la incertidumbre sobre las disponibilidades de exportación de
Indonesia, el principal exportador mundial de aceite de palma, que contuvo un
mayor descenso de los precios internacionales.
“La ligera
disminución del índice es un gran alivio, en particular para
los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, aunque
los precios de los alimentos aún se mantienen cerca de los recientes valores
máximos alcanzados, lo que refleja la persistente escasez de suministros en los
mercados y supone un desafío para la seguridad alimentaria de las personas más
vulnerables en todo el mundo”, señaló el economista jefe del organismo, Máximo
Torero.
El
precio del maíz, a la baja…
Siguiendo la
estela de los aceites vegetales, el índice de precios de los cereales cayó
0,7 puntos en abril impulsado por un descenso
del 3% en los precios mundiales del maíz.
Sin embargo, el
coste del trigo se incrementó un 0,2% debido al bloqueo de los puertos
ucranianos y por la preocupación acerca de la situación de los cultivos en los
Estados Unidos de América, aunque se moderaron por el aumento de los envíos
procedentes de la India y por unas exportaciones de la Federación de Rusia
superiores a lo previsto.
Los precios
internacionales del arroz aumentaron un 2,3 % respecto de los niveles
impulsados por la fuerte demanda de China y el Oriente Próximo y los del azúcar
un 3,3% favorecido por la subida de los precios del etanol y la preocupación
por el lento inicio de la cosecha de 2022 en el Brasil, el mayor
exportador de ese endulzante.
AMISOM/Omar Abdisalan Carne cruda a la venta en un mercado de Mogadishu, en Somalia.
…y
el de la carne, por las nubes
El valor
de la carne alcanzó un nuevo máximo histórico al crecer un 2,2%. El
aumento se debió al alza de los precios de las carnes de aves de corral,
afectados por las interrupciones de las exportaciones desde Ucrania y
el aumento de los brotes de gripe aviar en el hemisferio norte, de cerdo y de
bovino. En cambio, el precio medio de la carne de ovino fue ligeramente
inferior.
El importe de
los productos lácteos también creció un 0,9% por la continua escasez de oferta
mundial, ya que la producción de leche en Europa occidental y Oceanía continuó
por debajo de sus niveles de temporada. El mayor aumento correspondió al precio
de la mantequilla debido a un aumento repentino de la demanda relacionada con
la actual escasez de aceite de girasol y margarina.
Caída
del comercio de cereales respecto al año pasado
Asimismo, el
organismo informó que prevé un probable descenso del 1,2 % del
comercio mundial de cereales durante la campaña comercial de 2021/22
(julio/junio) respecto al año anterior, aunque pronostica un aumento de las
reservas globales.
En una nota
informativa sobre la oferta y la demanda de cereales, la Organización asocia la
caída al maíz y a otros cereales secundarios, mientras prevé que el volumen de
comercio del arroz crezca un 3,8% y el del trigo un 1,0%, impulsados por unas
exportaciones superiores a lo previsto de la Federación Rusia a Egipto, Irán y
Turquía.
La Organización
estima que la producción mundial de cereales se situará en 2799 millones de
toneladas, un crecimiento del 0,8% respecto a la cosecha de la temporada
2019/2020, mientras que su uso aumentará un 0,9 % respecto del año
anterior, pasando a ser de 2785 millones de toneladas.
El nuevo cálculo
sobre las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas de 2022
se sitúa ahora en 856 millones de toneladas, es decir, un 2,8
% por encima de sus niveles de partida, como consecuencia de
una acumulación de existencias en parte a causa de la suspensión de las
exportaciones de Ucrania.
La previsión
para la producción mundial de trigo crecerá hasta los 782 millones de
toneladas, que incluye una reducción del 20% de la cosecha de este cereal en
Ucrania y un descenso de la producción a causa de la sequía en Marruecos.
Por su parte,
Brasil recogería una cosecha récord de 116 millones de toneladas de maíz, pero
las condiciones atmosféricas afectarían a su producción en Argentina y
Sudáfrica y también se verían alteradas en Estados Unidos donde disminuiría un
4% la superficie sembrada por los altos costes de los fertilizantes y otros
productos.