En un día como hoy, hace 73 años,
la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, que estipula la dignidad inalienable de todas las
personas, al igual que sus derechos inherentes y libertades
fundamentales y afirma que todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos.
De entonces a ahora, el mundo ha
conseguido avances importantes en el ámbito de las garantías fundamentales; sin
embargo, esos derechos afrontan actualmente grandes desafíos de los que
ningún país está a salvo. Sumada a otras crisis, la pandemia de
COVID19 coloca al mundo en una coyuntura crítica, alertó este viernes el
Secretario General de la ONU en su mensaje con motivo del Día de los
Derechos Humanos.
Cadena de retrocesos
“La vulneración de los derechos
humanos está muy extendida,(…) La exclusión y la discriminación crecen
de forma desmedida. El espacio público está estrechándose. La pobreza y el
hambre van en aumento por primera vez en decenios. Millones de niños se ven
privados de su derecho a la educación. La desigualdad es cada vez más
profunda”, dijo António Guterres.
En el mismo tenor, la Alta Comisionada
de la ONU para los Derechos Humanos advirtió que la pandemia de COVID-19
ha generado un aumento alarmante de las desigualdades y ha
puesto al descubierto muchos fracasos en la consolidación de los avances
conseguidos.
“Nos hallamos en una etapa crítica
de los asuntos mundiales. La humanidad padece las consecuencias de la pandemia
de COVID-19 y se esfuerza por hacer realidad los cambios radicales necesarios
para prevenir nuevos desastres medioambientales”, apuntó Michelle
Bachelet en un discurso pronunciado durante la efeméride.
Llamado a la acción
Ante esta realidad, la Alta
Comisionada y el Secretario General reflexionaron sobre las lecciones
aprendidas en más de siete décadas e hicieron un llamado a la acción a
favor de los derechos humanos
En palabras de Bachelet, se trata
de “una agenda de acción y de derechos”.
“Nuestra Agenda Común”,
presentada por el Secretario General en septiembre de 2021, pugna por un
nuevo contrato social anclado en los derechos humanos y pide
una solidaridad renovada en todo el mundo.
La Agenda propone profundizar la
acción colectiva abordando las causas fundamentales de la inseguridad,
aumentando la inversión en resiliencia y sistemas de alerta temprana,
desarrollando asociaciones multilaterales y esfuerzos más sostenidos en la
consolidación de la paz y la lucha contra los efectos del cambio climático.
Bachelet recordó que a partir de
la firma de la Declaración de los Derechos Humanos, el mundo en su
conjunto se enriqueció y las expectativas de vida se alargaron. Más niños
pudieron ir a la escuela y más mujeres obtuvieron una mayor autonomía.
“Más personas en más países
tuvieron más oportunidades de romper los grilletes de la pobreza, la
clase, la casta y el género”, recalcó.
Pero en los últimos veinte años,
una cadena de crisis globales y el surgimiento de la pandemia del coronavirus
en 2020 minaron ese progreso, abundó
Guterres añadió, por su parte,
que la pandemia, la extralimitación de la tecnología digital y la crisis
climática se han convertido en nuevas amenazas a los derechos
humanos y tienen al mundo en una encrucijada.
Se puede cambiar el rumbo
“La desigualdad es cada vez más
profunda, pero podemos elegir una senda diferente”, aseveró con
esperanza.
El titular de la ONU consideró
que la recuperación de la pandemia debe ser “una oportunidad para llevar
más allá los derechos humanos y las libertades fundamentales y para
restablecer la confianza”.
Subrayó la urgencia de restablecer
la confianza en la justicia y la imparcialidad de las leyes e
instituciones, así como de restaurar la dignidad, garantizar que las personas
sean escuchadas con justicia y resolver sus quejas pacíficamente.
“Las Naciones Unidas defienden
los derechos de todos los miembros de nuestra familia humana. Hoy y todos los
días, seguiremos trabajando por la justicia, la igualdad, la dignidad y
los derechos humanos para todo el mundo”, enfatizó Guterres.