E presidente de la institución empresario Víctor Pavón habló sobre la
necesidad que tiene el mundo en estos momentos de ir en auxilio de nuestros
niños ya que las crisis alimentarias son ellos los que más la sufren.
Pavón revelo que alrededor de 161 millones de personas se
encontraban en una situación de crisis alimentaria o peor según la
Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases, CIF (IPC por sus
siglas en inglés), o su equivalente, superando ya los 155 millones de personas
registrada en el 2020. Esta cifra corresponde a 43 de los 55 países o regiones
cubiertos en el Informe Mundial de Crisis Alimentaria 2021.
Suministrar cada día alimento a más de 800 pequeños,
educación seglar y espiritual, dulces y golosinas los fines de semana,
operativos médicos, paseos a diferentes lugares, campamentos al concluir el año
escolar, cena de Navidad y juguetes el Día de Reyes, son las principales
actividades que realiza la Fundación Sociedad de Amigos Alimentando un Niño.
“Con esto lo que buscamos es que los infantes tengan
oportunidades de vivir una vida normal como los demás niños y así cerrar esa
brecha de desigualdad social que existe entre los que más pueden y los que no
tienen nada”, precisa.
Explica que lo que comenzó como un encuentro de amigos,
empresarios, políticos, comunitarios y religiosos se ha convertido en una
estrecha relación de hermandad, cuyo principal objetivo es llenar el vacío
social que pesa como un lastre sobre la sensibilidad de aquellos con quienes la
vida ha sino menos consecuente.
Entiende que, como entidad preocupada por la niñez
desvalida del país, razona que este segmento poblacional corre el riesgo de
caer en los vicios y la delincuencia a temprana edad con lamentables
consecuencias que podrían llegar hasta a la pérdida de vidas inocentes.
Ante tal situación, el filántropo señala “que la falta de
protección y de cuidado de los niños por parte de algunos padres debido a las
dificultades en el seno del hogar, así como la ausencia de un Estado
responsable de sus ciudadanos se ha ido germinando los delincuentes del mañana,
pues al no tener éstos la tutoría y la orientación sobre el bien y el mal escogen
el peor de los caminos”.
Narra que motivado por esa realidad es que nace la idea de
crear la fundación en busca de solución, de alimentar niños, no solo en lo
material, sino de combinarlo con lo espiritual a través de la palabra de Dios e
inculcarles valores, para lo cual se asocian a las congregaciones sin importar
denominación religiosa, porque el fin es unir esfuerzos para la causa.
Aduce que de ahí es que junto al pastor Darío Castillo y al
empresario Freddy Pérez, surge la Sociedad de Amigos Alimentando un Niño en el
sector Nuevo Amanecer de Santo Domingo Este; logrando con el paso de los años
establecer centros de acogida en Sabana Perdida, Santo Domingo Norte y en Los
Alcarrizos, Santo Domingo Oeste.
Felicito a familia por la forma desinteresada que han asumido el reto
y le han apoyado de manera decidida.
“Agradezco a Dios por la familia que me ha dado, a Jenny
Sugei Lora, mi esposa, a mi madre Elisea Pavón, viuda Rodríguez, a mis hijos, a
mi hermana Elizabeth Rodríguez y a su esposa Miguel, y mis amigos, sin su apoyo no
estuviéramos celebrado por todo lo alto estos siete años de enriquecedora labor
en favor de los más necesitados”, expresa con palabras entrecortadas fruto de
la emoción que le invade.
“Como hijo mayor, nosotros estábamos dando apoyo económicamente
a nuestro padre en su proyecto, pero nunca nos involucramos, sin embargo, a la
hora de su fallecimiento decidimos dar continuidad a la obra que él había
iniciado, por entender que, si teníamos las condiciones para vivir dignamente,
por lo menos podíamos contribuir a que otros, aunque sea comieran cada día, especialmente
los niños”, esboza.
Víctor Pavón, consciente de la responsabilidad social y su
anhelo por una República Dominicana más sólida, ha usado la fundación como
vehículo para crear conciencia sobre diversos aspectos de interés para la
colectividad.
Asimismo, expresa que gracias al apadrinamiento de la
Fundación muchos de estos niños podrán seguir estudiando y se convertirán en
verdaderos hombres para el mañana.
La define como una Institución de Asistencia Privada que
crea condiciones para la restitución de los derechos de niños, adolescentes y
jóvenes que viven, vivieron o están en riesgo de vivir en las calles, cuyas
edades fluctúan entre los 8 y los 14 años, independientemente de su
procedencia, condición física, carencias emocionales, estado de salud.
Sin embargo al arribar a estos siete años dice que aún le
falta mucho por hacer, ya que tiene proyectos por ejecutar y metas que cumplir.
Aprovecha la ocasión para solicitar a las autoridades y
personas de corazón noble a colaborar con la entidad sin fines de lucro por
considerar que no es la búsqueda de lo personal lo que le motiva, que su
interés es la solidaridad.
Detalla que la atención que brinda la fundación es integral
y personalizada e involucra la participación activa de los niños y jóvenes, así
como de sus familias. Promueve la familia y los valores; que las instituciones
públicas, la sociedad civil y la sociedad en general, asuman su responsabilidad
mediante acciones concretas desde su ámbito de influencia, creando así entornos
seguros, restituyendo el tejido social para garantizar el acceso a la salud, la
educación, la cultura, entre otros aspectos del diario vivir.