Nora
Cifuentes/EFE
Los
Ángeles, EEUU
Cuando
Lady Gaga, antes de ser conocida por ese nombre, iba a la universidad, algunos
de sus compañeros crearon un grupo de Facebook: “Stefani Germanotta, you will
never be famous”.
Sí,
Stefani es el verdadero nombre de Lady Gaga. Y, según cuenta la leyenda, el
grupo, que todavía puede rastrearse en los buscadores de Google y Facebook, era
real y fue hecho años antes de que la joven artista saltase a la fama.
Hoy, con
una carrera más que laureada a sus espaldas, Lady Gaga vuelve una vez más a los
números uno con “Love for Sale”, su álbum de jazz junto a Tony Bennett. Y
repasamos su historia de superación desde esa joven a la que los “haters”
criticaban, hasta convertirse en una diva que sigue haciendo historia.
Stefani
Joanne Angelina Germanotta, más conocida por su nombre artístico Lady Gaga,
nació el 28 de marzo de 1986 en Lenox Hill (Manhattan, Nueva York), en el seno
de un hogar católico.
+ La familia
Stefani
es la mayor de las dos hermanas hijas del matrimonio conformado por Joseph
Anthony Germanotta y Cynthia Louise Bissett. Y por sus venas corre sangre
italiana y, en menor medida, franco-canadiense.
Ya desde
muy niña sintió la llamada de la música, pues con solo cuatro años aprendió a
tocar el piano de oídas, le encantaba participar en los musicales escolares y,
a los trece, ya componía sus primeras canciones.
A los
dieciséis años comenzó a actuar en directo probando suerte, sin éxito, en
distintos castings. Tuvo una adolescencia y juventud complicadas, en las que
los trastornos de la alimentación le jugaron malas pasadas: “He luchado contra
la bulimia y la anorexia desde los 15 años”, confesó en su sitio web Little
Monster.
Y, aunque
comenzó a estudiar artes interpretativas en la universidad, no llegó a terminar
los estudios. En su lugar, decidió centrarse en “haters” que habían creado,
según las malas lenguas, aquel grupo de Facebook.
“La gente
me preguntaba que por qué narices era tan naranja, que por qué me peinaba así,
que si era lesbiana, que por qué tenía que llevar esas pintas para ir a
clase... Me llamaban zorra, y esto y aquello. Muchas veces no quería ir a
clase”, confesó en una entrevista para Rolling Stone.
Eso no es
todo, pues pasó por experiencias mucho más duras: “A los 19 me violaron
repetidamente”, confesó para la revista Elle en 2019. Y añadió, además: “mi
carrera me ha traumatizado de distintas formas a lo largo de los años… Pero
sobreviví y seguí adelante”.
A pesar
de los escollos, Stefani, aún antes de ser Lady Gaga, no dejó de interpretar
sus propios temas en la noche neoyorquina, acompañada del piano. Y, a la par
que las discográficas rechazaban sus maquetas, la joven componía canciones para
otros artistas y grupos entre ellos para Britney Spears o The Pussycats Dolls.
+ El monstruo de la fama
Pero, al encontrarse en el camino con el productor Rob Fusari, amor y música se
dieron la mano en una bifurcación hacia un futuro prometedor. Fue con él con
quien Stefani pasó a llamarse Lady Gaga, en honor a “Radio Gaga” de Queen (una
de sus influencias musicales).
También
se asoció con otra artista, Lady Starlight, y juntas crearon un espectáculo con
influencias del cabaret y el burlesque, vanguardista y atrevido, que casi
parecía un preludio de la imagen que Gaga tendría en el futuro: “Lady Gaga and
the Starlight Revue”.
Gracias a
su resiliencia y perseverancia, Stefani fue abriéndose camino. Junto a
productores como Martin Kierszenbaum o RedOne y, por supuesto, Fusari, la
artista empezó a trabajar en el que sería su primer álbum, “The Fame” (2008),
que vio la luz justo cuando se enfriaba su relación con este último.
Su debut
“Just Dance” fue número uno en Estados Unidos y otros países al poco tiempo. A
ese disco le debemos temas tan míticos como “Poker Face”, que también lideró
las listas y tuvo un gran e inesperado éxito, “Paparazzi” o “LoveGame”.
De sus
vivencias oscuras con la fama nació la segunda parte, “The Fame Monster”, un EP
en el que, además de canciones como “Alejandro” o “Telephone”, contaba con uno
de sus más míticos temas: “Bad Romance”.
Así,
nació la estrella imborrable que todos conocemos, Stefani pasaría a la historia
siendo recordada como Lady Gaga, aunque ahí todo estaba comenzando. Y el resto,
ya es historia. Solo hay que hacer un repaso por sus álbumes.
Además de
“The Fame” (2008), “Born This Way” (2011), “Artpop” (2013), “Cheek to Cheek”
(2014) con Tony Bennet, “Joanne” (2016), “A Star is Born” (2018) de la película
“Shallow” en la que fue actriz protagonista, “Chromatica” (2020) y “Love for
Sale” (2021) de nuevo con Tony Bennet completan, junto a EPs y recopilatorios,
su laureada discografía en la que no faltan grandes premios como Óscar y
Grammy.
+ Extravagante
Siempre
acompañada de su imagen extravagante, empoderando aquello por lo que sufrió el
“bullying”: ser diferente. Por eso creó el término “Little Monsters” para sus
fans y para todos los que se identifican con ella.
Además,
la actriz, que ha confesado padecer fibromialgia con dolor crónico y estrés
post-traumático, ha lanzado siempre un mensaje de resiliencia y lucha: “Ese
niño, e incluso ese adulto, que está ahí y ha pasado por tantísimo, quiero que
sepan que pueden salir adelante”, decía en 2019 a Elle.
También
ha roto estigmas sobre las enfermedades mentales: “hay mucha vergüenza en torno
a ellas, pero es importante que sepáis que hay esperanza y posibilidades de
recuperarse”, dijo para la “Born This Way Foundation” (una ONG que ella misma
fundó).
En cuanto a sus relaciones amorosas, además de Fusari, hubo otros. Después
del productor, Gaga estuvo con el manager Luc Carl, con quien terminó en 2011
pese a haber estado comprometida con él. Entre medias, pues fue un romance
interrumpido, se relacionó con el actor y empresario Speedy Gonzales (amigo de
Stefani desde la infancia) y con el diseñador Matthew Williams.
Posteriormente
estuvo con el actor Taylor Kinney, con quien llegó a comprometerse también,
pero rompieron en 2015; con el agente Christian Carino (se comprometieron pero
cortaron en 2018), y, finalmente, con el emprendedor Michael Polansky, desde
finales de 2019.
Pero su amor por encima de todo es la música, esa por la que nunca dejó de
luchar pese al “bullying” y los “noes” en el camino. Y, una vez más, demuestra
que se equivocaban, al llegar al top 10 con “Love for Sale” junto a Tony Bennet
en la Billboard 200, y al número uno en las listas de jazz.
El álbum fue
presentado por la artista antes de su estreno con una actuación en “streaming”
en colaboración con centros comerciales Westfield. La inauguración del Academy
Museum of Motion Pictures, su colaboración con los vinos Dom Pérignon o una
nueva paleta de sombras de ojos, son otros eventos recientes de una artista
imparable.
Entre tanto, en
redes sociales sigue siendo una número uno. En instagram, donde tiene 49.7
millones de seguidores, sus últimos 5 post superaron los 3,100 millones de
interacciones (3.130.178 según un artículo de infobae a 12 de octubre). Uno de
ellos es el cartel promocional de “House of Gucci”, el nuevo film de Ridley
Scott en el que Gaga tiene un papel protagónico.
Así, Lady Gaga
sigue en la cima, imborrable, a pesar de todos aquellos que trataron de
desmotivarla y después de todos los baches que tuvo que superar. Porque a
veces, ser un monstruo es, lejos de un defecto, una virtud: la de haber nacido
estrella.