Bajo la dirección de Conrad Vernon
Javier
Romualdo | EFE
Los
Ángeles, Estados Unidos
En un
mundo dominado por algoritmos personalizados y la oferta de contenido
inabarcable, una serie surcoreana de nombre tan impreciso como "The
Squid Game" ("El Juego del Calamar") es ahora mismo la
ficción más vista en 90 países y va camino de convertirse en el mayor éxito de
Netflix.
La
plataforma televisiva, que suele guardar sus datos de audiencia con gran
secretismo, ya ha avanzado que su nueva ficción "tiene muchas
posibilidades de convertirse en su programa más importante", según afirmó
su jefe de contenidos, Ted Sarandos, en una conferencia organizada en Beverly
Hills la semana pasada.
De
acuerdo con esta previsión, "The Squid Game", que debutó
el 17 de septiembre, podría sumar más de 82 millones de espectadores (cuentas
de suscriptores) en su primer mes e imponerse así a "Bridgerton",
"Lupin" y "The Witcher", hasta ahora las series de Netflix
con mejor debut.
Se trata
de un éxito que hace unos años parecía impensable para un formato rodado
íntegramente en coreano, sin estrellas internacionales y que narra un
imaginativo concurso en el que 456 personas agobiadas por las deudas compiten a
vida o muerte por una jugosa cantidad de dinero.
Ecuador,
España, Qatar y Oman son algunos de los 90 países en los que se mantiene en el
número uno de Netflix.
Según las
métricas de Google, las búsquedas relacionadas con la serie eclipsan a las de
cualquier otro título, las zapatillas Vans que visten sus protagonistas han
aumentado sus ventas en un 7.800 % y una operadora de internet surcoreana ha
pedido a Netflix una indemnización por el incremento en el uso de banda tras el
estreno.
ESTADOS UNIDOS SUPERA SU "ALERGIA" A LOS SUBTÍTULOS
En EE.UU.
tardó solo cuatro días en llegar a lo más alto, derribando el mito extendido
entre los estudios de Hollywood de que el público estadounidense es incapaz de
seguir formatos rodados en otro idioma que no sea el inglés.
Aunque la
supuesta alergia a los subtítulos del país norteamericano ya se había quebrado
ante fenómenos en español, como "Money Heist" y "Élite", o
en francés, en el caso de "Lupin".
"Es
un crecimiento salvaje. Producimos contenido local en todo el mundo y queremos
que tengan impacto en los países en los que se hacen, pero de vez en cuando uno
rompe en todo el mundo", analizó Sarandos.
Puede que
las palabras del cofundador de la plataforma hayan ayudado a impulsar el
formato, pero desde luego su potencial pilló desprevenido a Netflix, que solo
promocionó el lanzamiento de "The Squid Game" en
Corea del Sur y ni siquiera ofreció pases de prensa en Estados Unidos.
UN NUEVO FENÓMENO "MADE IN COREA" QUE VUELVE A HABLAR DE LAS
DESIGUALDADES
A pesar
de lo repentino que pueda resultar este fenómeno, "The Squid
Game" es una medalla más en la excelente estrategia de
exportación cultural que Corea del Sur ha desarrollado en la última década.
Desde el
baile del “Gangnam Style” hasta la fiebre por BTS y la histórica victoria de
"Parasite" en los Óscar, el cine y la música surcoreanas han logrado
penetrar en el consumo de masas de occidente, que hasta ahora solo prestaba
atención a los países asiáticos con videojuegos y ficciones animadas japonesas.
Y aunque
muchos comparan "The Squid Game" con productos
anglosajones como "The Hunger Games" o "Black Mirror", lo
cierto es que la serie del calamar (aunque de calamar no tiene nada) refleja la
constante preocupación de Corea del Sur con la desigualdad y el endeudamiento.
"Las
historias y los problemas de los personajes son extremadamente personalizados,
pero también reflejan los problemas y las realidades de la sociedad
coreana", detalló su creador Hwang Dong-hyuk.
La serie
arranca con Seong Gi-hun, un hombre endeudado que contacta al organizador de
una competición que podría suponer la solución a todos sus problemas. Allí,
encontrará a 455 personas de diferente clase social que comparte los mismos
números rojos y que lucharán de forma extrema por arreglarlos.
El
argumento retrata la misma división social de "Parasite" o
“Burning", una película independiente de 2008 que ganó el premio de la
crítica en Cannes.
La
economía surcoreana creció rápidamente en la segunda mitad del siglo XX y
convirtió al país en una potencia mundial, pero las crisis económicas que ha
encadenado desde los años 1990 fracturaron a una sociedad que, sin embargo,
valora profundamente el estatus éxito material, como detallan estos trabajos de
ficción.
Parece
que Corea del Sur ha encontrado en la erosión de la clase media una
preocupación compartida con el resto del mundo.