Fue sacada de la cárcel la
periodista cubana Camila
Acosta, corresponsal del diario español ABC en La Habana, ahora bajo la condición
de arresto domiciliario.
Acosta
había sido detenida el lunes pasado por agentes cubanos cuando salía de su casa, de la que se llevaron equipos de trabajo, como su
computadora, por supuestos delitos contra la seguridad del Estado, una acusación
que se suele emplear en Cuba contra los disidentes.
La comunicadora, que no pudo recibir
visitas ni hacer llamadas, compartió
celda con otras detenidas en un espacio ocupado por seis literas y
una letrina.
Relata ella misma al periódico en el que
trabaja, el lugar estaba infestado “de
mosquitos y hacía mucho calor”. También narró que nadie usaba mascarillas pese al
fuerte repunte de contagios de COVID-19 en la isla. Igualmente recalcó: "Dios me puso allí para contar lo que sucede".
En diálogo con ABC, narró que lo más terrible de
esos días en prisión fue “conocer
experiencias de las reclusas.
Había una madre con sus dos hijas, a las
que detuvieron el día de la manifestación y que fueron duramente golpeadas. Todavía
se podían ver algunos de los moretones. Entre las detenidas había otras mujeres
que se habían acercado al lugar de las protestas por curiosidad y habían sido
arrestadas, y sus familias no sabían dónde estaban.
Además, se encontraba allí una embarazada,
que pedía atención médica pero se la negaban. Se la dieron en el momento en que
la pusieron en mi celda”, comentó.
Preguntada sobre si las
fuerzas del régimen eran conscientes de que la periodista iba a contar lo que
sucedía en la cárcel.
Acosta expresó: “Se lo dije cuando me aplicaron la sanción de
arresto domiciliario, con la intención de que no hablara. Yo les dije que me fueran devolviendo a la celda porque yo
iba a volver a la calle, y si había otra manifestación iba a volver a reportar”.