La resiliencia es un concepto que procede del ámbito de la
ingeniería. Aquí, la resiliencia de un material es la capacidad que tiene de
recuperar su forma inicial tras haber sido doblado, estirado o comprimido. Un
material muy conocido por su gran resiliencia es la goma.
En psicología, se entiende por resiliencia “la capacidad de
adaptación a las situaciones adversas, afrontarlas y superarlas de forma
satisfactoria y salir fortalecido de ellas”, explica Beatriz Canseco de la
Rosa, psicóloga del Centro Cuarto de Contadores, ubicado en la localidad
madrileña de Leganés
“Cuando todo parezca ir en tu contra, recuerda
que el avión despega contra el viento, no a favor de él”, dijo Henry Ford,
empresario pionero de la industria automovilística. En este sentido, Beatriz
Canseco señala que una persona resiliente es capaz de aceptar el hecho de que
las situaciones problemáticas forman parte de la vida diaria.
“Reconoce que los problemas existen y se pueden afrontar de manera
eficaz, desarrollando una actitud positiva hacia las adversidades y fomentando
creencias de autoeficacia”, apunta.
Expresa que una persona resiliente “concibe la vida como un proceso de aprendizaje y los problemas como oportunidades, como retos. Tiene mayor conciencia de sus estados emocionales y gran nivel de tolerancia a la frustración y a la incertidumbre. Su actitud ante la vida se caracteriza por su esfuerzo y persistencia, afrontamiento y no evitación de las situaciones, conciencia del momento presente y optimismo”.
El hecho de que alguien sea más o menos resiliente tiene mucho que
ver con las enseñanzas y el ejemplo de su familia desde los primeros años de su
vida.
La APA aclara que la resiliencia “no es una característica que la
gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser
aprendidas y desarrolladas por cualquier persona”.
“Podemos trabajar y esforzarnos por adquirir un mayor nivel de
resiliencia. La motivación para el cambio y las ganas de superación son
aspectos importantes para comenzar a desarrollar esta capacidad. Ambos tienen
gran relevancia a la hora de generar recursos y estrategias de afrontamiento
hacia las situaciones problemáticas”, añade.
La psicóloga precisa que uno de los principales cambios para
comenzar a fortalecer la resiliencia es frenar la tendencia a responder de
forma impulsiva o bien las ganas de posponer y evitar los problemas. De este
modo, destaca que es importante ser capaces de reconocer las situaciones
problemáticas cuando ocurren, de una manera realista, con el objetivo de
desarrollar una actitud positiva a la hora de enfrentarse a ellas.
Es decir, “se trata de aumentar nuestra creencia de que somos
capaces de enfrentarnos a los problemas de una forma eficaz, cambiando nuestra
actitud, ya que eso influirá en la puesta en marcha de las habilidades para la
adaptación a la situación”, apunta.
Además, la especialista recalca que, para ello, “es necesario
abrirse al autoconocimiento, tomar conciencia de nuestras emociones,
identificarlas y aceptarlas”. En este sentido, precisa que es importante cuidar
los pensamientos y el diálogo interno.
Para la psicóloga, ser objetivos y realistas a la hora de
interpretar las situaciones es de vital importancia, ya que esto nos generará
una visión más adaptativa sobre aquello que nos ocurre. “No podemos modificar
las situaciones, pero sí la forma de interpretarlas”, concluye. Fuente: EFE