La situación de seguridad en el paÃs está empeorando, por
mencionar que es obvio. Al mismo tiempo, de una ciudad de provincia a
otra, el Covid-19 sigue su curso asesino en un contexto de fracaso de los
principales hospitales públicos y privados.
El Centro de Atención Delmas, un centro público
inaugurado por el Ministerio de Salud Pública y Población, tras el aumento de
casos a principios de mayo, vive una tragedia al aire libre donde las lágrimas
de los enfermos se desvanecen paulatinamente, cubiertas por las detonaciones de
armas automáticas y el miedo a las balas perdidas.
"Diez dÃas después de la apertura del centro, habÃamos recibido alrededor de 31 pacientes. Hoy, la situación es igual de grave, pero solo tenemos 7 pacientes", dice el Dr. Lunick Santiague, director principal del centro de tratamiento. 19 en Delmas 2.
Detrás de esta simple observación se esconde una realidad de lo más deslumbrante. "Los pacientes han estado muriendo durante varios dÃas antes de llegar aquÃ, las ambulancias no pueden acceder al hospital. Los pacientes estables se ven obligados a permanecer en el hospital. El personal no puede venir y las entradas están bloqueadas contra su voluntad. Las autoridades equiparán el centro para ayudar a los pacientes que se encuentran en dificultad. " Este es el sombrÃo cuadro pintado por el Dr. Lunick Santiague en una entrevista con Le Nouvelliste este domingo 20 de junio de 2021.
Agotado y probablemente desanimado al ver que el centro
hospitalario ya no logra cumplir correctamente su misión, el Dr. Lunick Santiague
admite que el plan inicial era evacuar los casos graves al hospital
universitario de Mirebalais, o incluso simplemente cerrar, ya que los
profesionales que laboran en Delmas 2 ya no quiero hacer malabares con dos
pelotas para salvar vidas.
"Por el momento, estamos tratando de dar lo mejor de
nosotros, pero debo decirles que estamos en una gran dificultad. El clima de
inseguridad en las cercanÃas del centro es insoportable", lamenta el Dr.
Lunick Santiague.
Al no ver la luz del sol al final de un horizonte que se oscurece todo el dÃa, el Dr. Santiague se contenta con discutir la situación, sin hacer ninguna promesa, esperando desesperadamente un final feliz para poder seguir brindando cuidados.