La estrella del pop comparece ante el tribunal para poner fin a los 13 años de tutela financiera y personal de su padre, Jamie Spears
Britney
Spears quiere tener nuevamente las riendas de su vida. La estrella del
pop ha comparecido este miércoles frente a la juez Brenda Penny para solicitar
poner fin a su tutela. Lo hizo en una vista inédita que ha solicitado ella
misma. “No estoy contenta. No puedo dormir. Estoy enojada y deprimida. Lloro
todos los días”, ha dicho de forma dramática la estrella en un apasionado
testimonio dado a través de Zoom. Desde 2008, su padre, Jamie Spears, junto a
un fideicomiso, ha supervisado por decisión judicial desde las finanzas hasta
los detalles más
minúsculos de la vida de la cantante desde que esta sufrió un
colapso nervioso ante los ojos de todos. La artista, que lleva sin cantar desde
finales de 2018, alza la voz con su testimonio y un verdadero tono de hartazgo.
“Señoría, mi papá y todos los involucrados en esta custodia, incluida mi manager,
que tuvo un papel clave en mi castigo... deberían estar en prisión”, aseguró
con molestia Spears, de 39 años, quien ha amenazado con demandar a su familia
por lo que le han hecho.
El abogado de Spears, Samuel Ingham, ha dicho que
el testimonio de su clienta no fue editado, filtrado ni controlado. Lo que la
corte escuchó durante 20 minutos fue a Britney en estado puro, una mujer que
estuvo en la cima de la industria musical y que fue silenciada. Hoy está muy
enojada. Este miércoles ha dicho que estaba lista para compartir su historia
con el mundo. “Antes creía que nadie me iba a creer. Creía que la gente se
burlaría de mí. Pero ahora quiero recuperar mi vida. Ha sido suficiente”, dijo
la artista, a la que la juez tuvo que pedir en un par de momentos hablar más
despacio para que el encargado de la transcripción judicial pudiera escribir
todo.
La última ocasión que Spears compareció en su caso
fue en mayo de 2019, cuando dijo al tribunal, a puerta cerrada, que el acuerdo
de tutela le parecía demasiado riguroso. A causa de este su padre la había
forzado a internarse en un centro de salud mental como forma de castigo después
de haber protestado en un ensayo, e incluso la obligó a dar un concierto en
contra de su voluntad cuando estaba enferma con fiebre. “Me obligan a ir tres
veces por semana a un psiquiatra”, ha dicho este miércoles. La cantante ha
afirmado ante el tribunal que quiere reducir su tiempo con el psicólogo a una
sesión por semana, ya que no cree “en la terapia”. “Siempre he pensado que
puedo llevar mis problemas a Dios”, ha añadido la estrella.
“La custodia no tuvo ningún sentido desde su inicio. Le pago a gente para que me controle. He trabajado desde los 17 años y esta custodia es un abuso”, ha dicho en otro momento Spears. Algunos documentos legales muestran que la cantante ya estaba incómoda con el arreglo desde hace años. En 2014 había pedido a su abogado eliminar a su padre como tutor porque este estaba bebiendo demasiado, según ha revelado The New York Times, que explica que el control que ejercía era absoluto. Este decidía hasta la gente a la que podía conocer y con la que podía quedar. En esta audiencia, Spears ha dado detalles más íntimos. “Quiero casarme y tener un bebé”, afirmó. “Pero tengo un DIU para que no me embarace”, dando a entender que su custodia legal no quiere que tenga más hijos (la cantante tiene ya dos).
Britney Spears ha comparado su situación con la de
una víctima de trata. “Hacer que trabaje en contra de mi voluntad, quitándome
mis pertenencias, mi tarjeta de crédito, mi dinero, el teléfono, mi pasaporte y
poniéndome en una casa donde trabajo para las personas que viven conmigo”, ha
afirmado. Al mismo tiempo que la artista hablaba, su pareja, el actor Sam
Asghari, publicó en Instagram una fotografía donde posaba con una camiseta que
decía Free Britney. Jamie Spears y sus abogados han acusado en
otras ocasiones a Asghari de poner a la artista en su contra.
El señor Spears ha respondido lacónicamente al
dramático testimonio de su hija. El abogado que lo representa ha afirmado que
el hombre lamenta verla “sufriendo y con tanto dolor”. La relación padre e hija
ha tenido muchos altibajos durante una trayectoria de décadas. Pero el año que
marcó un punto de quiebra fue 2019. En enero de ese entonces Britney sorprendió
al mundo al anunciar la cancelación de Domination, la serie de
conciertos que ofrecía en Las Vegas. ¿El motivo? La salud de su padre. Una
dolencia en el colón lo tuvo 28 días en el hospital y al borde de la muerte
desde finales de 2018. “Tenemos una relación muy especial y quiero estar este
tiempo con mi familia así como esta ha estado siempre conmigo”, escribió
Britney en las redes sociales.
Las presentaciones de Las Vegas representaban desde
2013 la principal fuente de ingresos para la artista, que no publica un álbum
desde 2016. Este miércoles, la artista ha dicho que fue “forzada” a realizar
los conciertos en la ciudad de Nevada bajo la amenaza de que si no lo hacía se
enfrentaría a una demanda. La serie de recitales le costó mucho trabajo por las
intensas jornadas de trabajo en las que se hizo cargo de sus coreografías. Como
castigo por su resistencia, su médico le quitó los medicamentos que llevaba
tomando cinco años y los sustituyó por litio. “Es un medicamento muy, muy
fuerte comparado a lo que tomaba. Te puede causar daños mentales si tomas
demasiado o lo extiendes por más de cinco meses. Me lo recetó y me sentía
borracha. Ni siquiera podía tener una conversación con mi mamá o papá”,
confesó.
La pausa de 2019 se fue extendiendo. Primero
durante semanas y después por meses. El pasado febrero The New York
Times ofreció con un documental algunas claves de la tormenta que
tocaba el núcleo de la familia. Framing
Britney Spears (Encuadrando a Britney Spears)
utilizaba el testimonio de gente cercana a la artista para poner en duda la
custodia que tiene una década de vigencia. La decisión, un recurso que
generalmente se usa para personas con enfermedades mentales o mayores que ya no
pueden hacerse cargo de ellas mismas, fue decretada en un momento de mucho
estrés para la artista. Algunos de los entrevistados por la periodista Liz Day
afirmaban que la decisión era innecesaria para una mujer que tiene una vida muy
distinta a la de hace 13 años.
En 2020, el abogado Ingham, quien fue designado por
la corte porque Spears no puede elegir defensa sin el consentimiento de la
tutela, afirmó al juez que la cantante temía a su padre. La artista llegó a
amenazar con dejar su carrera si su padre seguía con la
custodia. Jamie Spears, de 68 años y que cobra 16.000 dólares (más de 13.400
euros) mensuales por ser el guardián legal, se ha convertido gracias a esa
figura legal en un poder “obsesivo” sobre la vida de su hija. “Él ama 100% el
control que tiene sobre mí para hacerme daño. Lo ama”, ha contado Spears este
miércoles sobre una vez que fue obligada a internarse en una clínica de
rehabilitación con un costo de más de 60.000 dólares. El padre también llegaba
a aprobar sus amistades y le limitaba el gasto a 2.000 dólares semanales, a
pesar de que la fortuna de la estrella de Baby One More Time es
de casi 60 millones de dólares.
La custodia legal también la sometía periódicamente
a pruebas para detectar drogas y la mantenía vigilada con un equipo de
seguridad. En marzo, Spears exigió a través de su abogado que Jamie
Spears dejara de tener la custodia legal y que esta pasara a
manos de Jodi Montgomery, una administradora que algunas veces, por los
problemas de salud de su padre, ha gestionado su tutorización al completo. Por
el momento, Montgomery es quien tiene el control sobre las decisiones
personales de la artista, mientras que su padre lo tiene sobre sus propiedades.
El pasado noviembre, Lynne Spears, la madre de Britney, quien se divorció de Jamie en 2002, calificó ante la corte de “tóxica” la relación entre padre e hija. La mujer se sumó a quienes piden eliminar al padre la figura de guardián legal, algo que la juez desechó entonces a la espera de que el letrado de la cantante presente una moción definitiva que termine con la custodia. Este miércoles, la jueza Penny agradeció la valentía del testimonio. Minutos antes, Britney Spears había dicho sus últimas palabras: “Estoy cansada de sentirme sola. Merezco los mismos derechos que los demás, tener un hijo, una familia. Todo eso”.
Fuente: El país